miércoles, 22 de junio de 2011

Café Margot

“Sos barrio del gotán y la pebeta,
el corazón del arrabal porteño,
cuna del malandrín y del poeta,
rincón cordial, la capital del arrabal.
Sos como yo de milongón... Un cacho
del arrabal, en su emoción del lengue,
ande el gotán, provocador y macho
hoy es el Dios Nuestro Señor del Berretín”.

Dante A. Linyera, 1927.


Boedo es un barrio emblema del tango y la literatura. Un barrio que intenta mantener su identidad con sus caserones y reniega de las nuevas y modernas estructuras edilicias que quieren quitarle esa impronta barrial.
  El edificio de la esquina Boedo 864 fue construido en la década del ´30 para ser utilizado como almacén, depósito de bebidas y lugar de entretenimiento para sus visitantes con canchas de bolas. El fondo de comercio se vendió varias veces, hasta que en el ´40 lo compraron Don Gavino Torres y su esposa Doña María, quienes, según cuenta la leyenda, crearon el sándwich de pavita.  Esta novedosa creación se fue difundiendo de boca en boca y congregaba a todos aquellos que no aguantaban la curiosidad y deseaban probar este novedoso sándwich. Tal era su reconocimiento que hasta el Presidente Juan Domingo Perón visitó el bar Trianón, nombre que tenía en aquellas épocas, para probar él mismo esta tradición que se mantiene hasta la actualidad.
   Desde 1992 este local familiar, perteneciente a la cadena incluida por otros dos locales (Bar de Cao y Bar el Federal), mutó al nombre Café Margot, como lo conocemos hoy en día. Grandes figuras como el boxeador Oscar Ringo Bonavena, el goleador José Sanfilippo, el cineasta Francis Ford Coppola, entre muchos otros pasaron por el restorán de Boedo.
   ¿Qué es lo que llama tanto la atención de Café Margot? Bueno, por un lado es la calidad de sus productos; y por otro, la tradición histórica que encierra y su ambientación que conserva detalles antiguos por
doquier. Publicidades de hace más de veinte años de marcas como Cinzano, Coca Cola, Bayer y tantas otras pueden generar melancolía en más  de uno.
   Considerado como Café Notable de la Ciudad de Buenos Aires, este bar ilustre es también ícono del arte y la literatura. Durante la semana congrega distintas peñas y da lugar a cursos literarios, de arte y pintura. En el piso de arriba se encuentra el espacio teatral Boedo XXI y la Biblioteca Lubrano Zas de la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo.
   También declarado por el Museo de la Ciudad como “Testimonio Vivo de la Memoria Ciudadana”, se convirtió en el primer café que realizó una hermandad con uno del exterior, más específicamente con Le Petit Diable de Toulouse, Francia, donde nació uno de nuestros maestros del tango, Carlos Gardel.
   Decíamos antes que la calidad de su comida es impecable. El pan que presentan es amasado en sus propias cocinas para que llegue lo más fresco posible a las mesas. Los fiambres de las picadas tienen un sabor celestial, me atrevería a decir que tienen uno de los quesos más sabrosos que me ha tocado probar. Los sándwiches son abundantes y ricos, la lista es muy variada. Claro que recomendamos la especialidad de la casa, sándwich de pavita.
   Otras opciones que merecen la pena ser pedidos son los sorrentinos y ravioles de pavita, una amalgama de sabor. Las opciones son variadas, pero el hincapié está puesto en los fiambres que son de primera calidad, los sándwiches y las parrilladas. Los postres son clásicos y abundantes. Recomendamos los panqueques y el strudel de manzana. El café, según cuentan los que saben, mantiene el sabor y la esencia que presentaba en la década del ´30.
   Al igual que los platos, la cerveza en Café Margot es artesanal. Desde el 2006, se crea en una pequeña fábrica esta bebida para los tres locales familiares. El proceso es el siguiente: se muele la malta, se cocina en una gran olla y luego pasa a una recamara durante unos quince días para que fermente antes de ser envasada para la venta al público. Rubia, morocha o colorada, el cliente puede elegir la que más prefiera y saborear estas deliciosas cervezas. Respecto al resto de las bebidas, las gaseosas son de la línea Coca y los vinos son variados y de diversos precios.
   La disponibilidad de mesas se define en tres zonas: algunas situadas en la vereda al aire libre, y en el interior se dividen en la parte de adelante y  las del fondo que pertenecen a la sección fumadores. Si bien no es muy espacioso, es un lugar agradable. La atención de los mozos es muy atenta y vale resaltar que una vez hecho el pedido, como cortesía de la casa, te acercan maní salado para acortar la espera de los platos.
   A la hora de la cuenta no desesperen que los precios no son abusivos. Las opciones de picadas para dos personas van desde los $40. Los sándwiches completos (con queso, jamón, lechuga, tomate, cebolla y huevo) rondan los $30. Podríamos decir que en Café Margot el cliente se puede ir con panza llena y billetera contenta.
   Boedo, barrio de tango y literatura, un barrio en donde se respira arte y tradición, que para la suerte de todos nosotros, sigue contando con emblemas como Café Margot que mantienen la esencia de este mítico barrio porteño. Imposible dejar pasar la oportunidad de visitar este bar ilustre.

Puntuación Del Buen Sabor: 9
  
Dirección: Boedo 857 (esquina Pasaje San Ignacio)
Contacto: 4957-0001/ info@cafemargot.com.ar
Horarios: Domingos a Jueves de 7 a 2. Viernes y Sábados de 7 a 4.
Medios de pago: Solo efectivo
Observaciones: Servicio WIFI


   

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