martes, 5 de julio de 2011

Bienvenido a Argentina; sientese a la mesa

¿Esta pisando suelo argentino o está por hacerlo? Una vez que salga del aeropuerto Internacional de Ezeiza tiene que saber que en este país hay podrá encontrar un gran abanico de opciones para llenarse la panza.
Por la variedad, la calidad y la abundancia histórica de los alimentos producidos en el país, en la República Argentina las costumbres culinarias del comer y del beber son motivo de encuentro y reunión que consolidan uno de los rituales más importantes de la sociedad.
     Realmente, si bien abundante, la dieta típica de los argentinos no resulta ordenada, teniendo en cuenta la reomendada alimentación de seis comidas diarias. Se almuerza entre las 12 y las 14 y cena alrededor de las 21, y estas son las comidas más importantes, aunque muchas veces casi las únicas. Este es un fenómenos que se viene incementando y expandiendo desde hace dos o tres décadas y se nota principalmente en grandes ciudades como la Capital Federal en Buenos Aires, Rosario o Córdoba, donde la vorágine del devenir de la vida urbana afectó los patrones de alimentación. Sin embargo, el encuentro y la reunión de amigos y familiares bajo la excusa de comer un asado o unas pastas o tomar unos mates sigue vigente con mucha fuerza y prescencia, aunque solo sea posible en fines de semana.
     Básicamente, existen dos formas de tradiciones culinarias argentinas. Una, mas tradicional, de origenes rurales, donde la carne y vegetales priman, tuvo cuna en las estancias y cantinas llamadas pulperías. La otra, es una gastronomia vinculada a las influencias migratorias, donde se destacan las pastas y preparaciones más complejas que en la primera; esta tuvo su lugar en espacios como bodegones y tanguerias.

     El desayuno es en general a la europea, un café con leche o té, acompañado de tostadas o medialunas (croissants); o a la criolla en las casas, con mate (infusión de yerba mate) a veces acompañados por bizcochitos y tortitas de grasa o pan fresco con manteca y dulce de leche. La merienda es de similares características, agregándose quizás algún bocadillo salado de jamón y/o queso, o para los amantes del dulce las tradicionales facturas (masas tipo vienesas con crema pastelera, dulce de leche o membrillo). 
     La carne argentina es conciderada entre las mejores del mundo y probablemente sea el plato preferido por los extranjeros que visitan el país. Sin duda, constituye el elemento primordial de la dieta de los argentinos y su forma más tradicional y expandida de prepararla es a las brasas con el nombre popular de Asado.
Los cortes de carne vacúnos argentinos típicos y más populares son: Peceto, Colita de cuadríl, Tapa de asado, Bife con lomo, Lomo, Bife ancho, Asado, Entraña y Vacio. De la cocina del cazador se destacan el ciervo, el jabalí, las perdices, las liebres, en su mayoria provenientes de la patagonia argentina, y la vizcacha de la región noroeste.
     La pesca es otro fructífero recuso de alimentos, sobre todo en las zonas costeras. La gastronomía argentina ofrece variedades muy refinadas y sabrosas, como la merluza, la brótola, el lenguado, la corvina, el besugo, el pejerrey, provenientes de la pesca de altamar; los mariscos son otra gran exquisitez, calamares, langostinos, mejillones, y la delicia máxima, la centolla de los mares del sur. Otras joyas, provenientes de los frios ríos de la patagona, las truchas marrón y arco iris.
     Por otro lado, la gastronomía argentina tiene origen y esta básicamente consituida por influencias extranjeras; el resultado de este proceso es la consolidación de una tradición de cocina internacional. De origen español encontramos una amplia variedad de de recetas con pescados, arroces, guisos y pucheros. Las pastas y salsas son sin duda la gran herencia del estilo italiano que tuvo mayor llegada a finales del siglo XIX con las grandes olas migratorias.
     Los alimentos (no sería apropiado denominarlos como simples platos o recetas) más típicos y tradicionales de la costumbre colonial y precolonial argentinas, además del asado, son las empanadas, de carne cortada a cuchillo, de humita (choclo), de queso fritas y muchas otras variedades; el locro, hecho a base de maíz blanco con chorizo de cerdo y el curanto, que es una comida de origen mapuche que se prepara haciendo un pozo en la tierra donde se encienden brazas y se colocan carne y vegetales, luego se cubre con hojas grandes de nalca (variedad patagónica de ruibarbo) y se tapa con tierra para que se cocine lentamente. La particularidad de estas preparaciones que trascendieron a través de la historia hasta la actualidad, donde se mantienen vigentes, es que son recetas que fueron propias de sectores sociales bajos o marginales. Consisten en preparaciones que podían lugrarse con pocos recursos de ingredientes y procedimiento; actualmente se encuentran versiones más sofisticadas que se sirven en costosos restaurantes.

      

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